editorial |
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PEDRO GRASES
USLAR PIETRI y GRASES |
A
las bibliotecas siempre se las ha considerado como sitios que propician
el encuentro del saber antiguo con el contemporáneo y que preservan
y diseminan una parte importante del conocimiento universal. Queda claramente
evidenciado, a través de los tiempos, que la creación de
las bibliotecas está íntimamente asociada con el registro
de los descubrimientos en las áreas científicas, los debates
sobre esos temas, del nacimiento de nuevas disciplinas, con la transmisión
y traducción de textos, y todas las actividades realizadas por
el talento humano. Un ejemplo de ello lo constituye la Biblioteca de Alejandría
que se destacó por ser el repositorio documental más fascinante
de la antigüedad, pues se estima que tuvo alrededor de 700.000 manuscritos,
en los cuales estaban plasmados las ideas de los grandes pensadores de
las artes y las ciencias. Existe, entonces, una asociación tácita
entre la creación intelectual del individuo y la biblioteca, la
que sabe resguardar y difundir su obra. Quien se adentra en el mundo interno de una biblioteca podrá percibir la riqueza de vida existente en ella, donde los responsables de su funcionamiento se constituyen en un solo cuerpo y vida. Es quizás por esta razón, que la biblioteca adquiere personalidad propia y, por ende, se manifieste con los sentimientos que caracterizan al ser humano. Ella se siente orgullosa de las colecciones que alberga; es vanidosa por su prestancia y apariencia; muestra interés y respeto por la innovación; muestra alegría por sus éxitos y por ello se mantiene en acción: es constante en sus sentimientos ya que es optimista y valiente. Tal es el caso de la biblioteca de la Universidad Metropolitana que, en resonancia con ese perfil, manifiesta complacencia entre otras cosas, al albergar en su seno y ser la custodia de donaciones importantes de bibliotecas personales, La primera de ellas, más de 60.000 volúmenes, corresponde al legado de Pedro Grases, y de ahí el nombre del edificio de la biblioteca. Otro intelectual que depositó su confianza en esta Casa de Estudios para que su acervo bibliográfico se conservara y se colocara a disposición de los estudiosos y entendidos fue Arturo Uslar Pietri, confianza que fue revelada con antelación al donar la colección de libros de su hijo Arturo Uslar Braun. Todos esos volúmenes forman parte de la colección humanística y están a disposición de los interesados en conocer obras de filosofía, literatura, religión, arte y filología. Muchos de esos libros se caracterizan porque en algún momento constituyeron un hito en el panorama intelectual por la originalidad y profundidad de las propuestas. En vista de la importancia de la colección humanística, la Biblioteca Pedro Grases está trabajando en un proyecto de difusión, que permita un mayor aprovechamiento de estos recursos bibliográficos y a su vez colocarlos al alcance de las diferentes comunidades intelectuales. Por lo cual, se invita a quienes se sientan atraídos por este proyecto a acercarse a la biblioteca y conformar grupos de interés e interdisciplinario. |