comunidad: quiénes somos y dónde estamos
 
 
 
   
 
 

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En las instituciones existen hechos y protagonistas que son poco conocidos, pues, aunque es innegable su importancia para el crecimiento de una organización, pasan desapercibidos en la cotidianidad del quehacer rutinario. Constituyen la pequeña historia, la que se produce sin estridencias, aquella que no aparece en las reseñas oficiales, sin la cual sería imposible comprender la permanencia y el desarrollo de una empresa.
La Universidad Metropolitana no escapa de esa realidad y es por ello que, en ocasión de celebrar el 35 aniversario, se ha querido recoger el testimonio de personas que formaron parte de la comunidad unimetana desde los inicios.


Xavier Figarella y Elisa de Figarella
Ingresaron a la universidad con pocos meses de diferencia y cumplen 30 años en la institución. Además de docentes, han ocupado diferentes cargos administrativos. Él ha sido Jefe de Departamento de Química, Director de la Escuela de Ingeniería Química, Director de la Maestría en Refinación Gas y Petróleo, Director de Propedéutico, Director de las Relaciones Empresa-Universidad, Presidente de la Asociación de profesores en dos oportunidades, y en la actualidad está a cargo del Proyecto emprendedor. Ella lo sustituyó en la jefatura del Departamento de Química y, años más tarde, fue Decano de la Facultad de Ciencias y Artes y Coordinadora del semestre C.

¿Cuáles son las razones que los llevan a formar parte del personal académico de la Universidad Metropolitana?
En la época en la que nosotros estudiamos, los años 60 y 70, la formación, en la Escuela de Química de la Universidad Central de Venezuela, estaba dirigida hacia la investigación y la docencia, pues ser profesor de una universidad era reconocido socialmente. En esa época, no existía la inquietud de crear empresas, pues el sueldo que devengaba un profesor era competitivo con el que ofrecia la industria. Por otra parte, estar en una universidad nueva, creada por un grupo de empresarios de gran renombre, lucía atractivo.

¿ Por qué han permanecido tanto tiempo en la UNIMET?
Desde un principio, por el hecho de ser nueva, la universidad nos permitió participar en la creación de programas y proyectos. Nos dio la oportunidad de construir con absoluta libertad, sin restricciones, lo cual trajo como consecuencia el desarrollo de un sentido de pertenencia e identificación que se mantiene hoy. Sentimos que hemos contribuido a la consolidación de un proyecto educativo que, tanto en el plano nacional como en el internacional, está a la vanguardia educativa en muchos aspectos: desarrollo en formación por competencias, la inclusión de la universidad en el entorno con el programa social, utilización de la tecnología, desarrollo de capacidad emprendedora.

Pedro Lecue
Profesor tiempo convencional de la Universidad Metropolitana desde hace 31 años. Siempre ha estado vinculado a la enseñanza de las asignaturas de electromecánica.

¿Cómo explica su permanencia durante tanto tiempo en la Universidad?
El lema de la Universidad, la búsqueda de la excelencia no son sólo palabras, sino que es un objetivo que está claro en profesores y alumnos. Es un slogan que se hace realidad y por el cual se ha estado luchando durante mucho tiempo. Además, desde el comienzo, me he sentido a gusto: los espacios físicos son amplios y el ambiente de trabajo muy cordial tanto de parte de los profesores como del de los estudiantes.

Kathleen Dowing de Izaguirre
Egresada de la primera promoción de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Metropolitana. Con algunas interrupciones, su carrera profesional ha estado vinculada durante 23 años a la CANTV. En la actualidad, es presidenta de Caveguía, una de las filiales de la empresa de telecomunicaciones. Fue docente de la Unimet y de la UCV.

¿Por qué escogió la Universidad Metropolita para estudiar?
Otras universidades ofrecían la carrera, pero al analizar el pensum de la Unimet pude ver que era más completo. La formación que ofrecía era integral, lo cual permitía, una vez graduada, elegir mejor la especialización. En mi caso fue telecomunicaciones. Con los años, me di cuenta que estudiar en la Unimet fue una buena decisión, ya que me siento muy orgullosa de ser una de sus egresadas.

¿Qué caracterizaba la Universidad Metropolitana?
La universidad siempre se caracterizó por ser innovadora, por buscar la excelencia, por ser diferente, por estar concebida para darle a la industria y las empresas privadas los profesionales que se necesitaban para aquella época. Entre esas innovaciones estaba la de aprender un segundo idioma y para ello teníamos un laboratorio de idiomas extraordinario. La formación integral era otro elemento distintivo. Recuerdo que no me gustaban las materias humanísticas, porque las sentía desvinculadas de la carrera. Sin embargo, en la vida profesional, me di cuenta de la importancia que tienen. Otro aspecto diferenciador era el grupo de profesores que teníamos, procedentes de universidades del exterior, sumamente preparados, que manejaban un lenguaje distinto. Esa concepción innovadora, no se ha perdido. Aunque la universidad se ha ido diversificando, siempre ha mantenido un norte: formar profesionales integrales, con conocimientos amplios.

¿Alguna anécdota que recuerde en especial?
En 7º u 8ª semestre, no recuerdo muy bien, pedimos una reunión con el Consejo Consultivo de la Universidad para exponerles algunos puntos que considerábamos importantes. Debido a que era una institución educativa que estaba comenzando, no contaba con la infraestructura adecuada. Las prácticas
de laboratorio de Ingeniería Eléctrica se realizaban en la Universidad Simón Bolívar. Para ello, preparamos por escrito una exposición de motivos. Fuimos recibidos por el Consejo Consultivo en pleno, incluido el Sr. Eugenio Mendoza, quien, después de escuchar los planteamientos, dijo “Creo que estamos formando los empresarios del mañana”. La experiencia fue significativa pues sentí que valoraban a los estudiantes.
Recuerdo también que organizamos un foro para debatir un tema que era de suma importancia en ese momento para las empresas de telecomunicaciones. Se discutía qué sistema adoptar para las trasmisiones de la televisión a color: el europeo o el norteamericano.

María Angélica de Ovalles
Egresada de la primera promoción de Ingeniería Eléctrica. Fue la primera mujer en obtener en 1999 el Doctorado en Ciencias mención Computación. Formó parte del personal académico de la Universidad Nacional Abierta, de la Universidad Católica Andrés Bello, de la Universidad Central de Venezuela, de la Universidad Metropolitana. Desde agosto de está jubilada de la Universidad Simón Bolívar.

Al igual que otros egresados recuerda el ambiente familiar que existía en la universidad. Todos se conocían y compartían, sin importar la carrera que estudiaran. Ejemplo de lo anterior lo constituye el hecho de que en una oportunidad ella, estudiante de Ingeniería Eléctrica, y Moisés Naim, estudiante de Administración, fueran preparadores en la Escuela de Matemática. Así mismo, no olvida la relación que existía entre alumnos y autoridades: “Recuerdo un día que estábamos reunidos un grupo y empezamos a tocar las barandas de las escaleras con los anillos porque estabamos aburridos. El Rector, al oír el ruido, salió de su oficina y nos mandó a callar”.

Otro aspecto importante que destaca de esos primeros años es la calidad de los profesores. Los docentes, algunos de los cuales provenian de la Escuela naval, se caracterizaban por una excelente preparación y formalidad en la enseñanza.

En cuanto al pensum de estudios, la prof. Ovalles, recuerda que era innovador y reflejaba una visión a futuro que no estaba presente en los programas de estudios de otras universidades: se hacía énfasis en materias como electrónica y telecomunicaciones y se le daba menor peso a la física y a las matemáticas. Esta particularidad hizo que muchos de los egresados de la carrera -ella incluida- empezaran su vida profesional en la CANTV.

Sin embargo, no todo era perfecto. Había inconvenientes producto de lo insipiente del proyecto educativo. Los laboratorios no eran suficientes y en algunas materias habia que ir a la Universidad Simón Bolívar para realizar las prácticas; este hecho generó protestas ante las autoridades.

Moisés Naim
Egresado en Ciencias Administrativas, en la actualidad se desempeña como Editor-Jefe de la revista Foreign Policy. Fue el primer representante estudiantil ante el Consejo Académico.

La Universidad Metropolitana me puso en contacto con mundos que no conocía y me abrió oportunidades que hasta el día de hoy reconozco como factores fundamentales en mi vida afectiva y en mi carrera profesional.

Un aprendizaje importante que me ofreció la Universidad fue la oportunidad que tuve de participar en la promoción y organización del primer gobierno estudiantil que se formó. Esa experiencia me enseñó cosas que me han acompañado desde entonces.

La Universidad Metropolitana fue creada, en parte, como reacción a los constantes cierres, tomas y huelgas universitarias tan frecuentes en los años 60, surge del rechazo a la politización de decisiones académicas que se hizo normal en las universidades nacionales. La autoridades de la Unimet eran por lo tanto reacias a permitir que la nueva universidad se contagiara del activismo político. Por ello, tanto formalmente en los estatutos de creación como informalmente en la actitud de las autoridades y profesores era que en esta casa de estudios no se toleraría “la política”, la existencia de un centro de estudiantes o incluso de formas activas de representación estudiantil.

No obstante, algunos de nosotros decidimos que de todas maneras era necesario darle voz al estudiantado y organizarnos en algún tipo de representación estudiantil que planteara los puntos de vista --y las quejas que teníamos --sobre algunas deficiencias en el incipiente funcionamiento de la nueva universidad. Así fue como después de muchas y muy sigilosas reuniones en las casas de varios de nosotros planificamos que en un mismo día, a la misma hora y de manera sorpresiva en todos los salones de la universidad en el viejo edificio se llevara a cabo una elección donde cada sección escogiese un representante. El proceso se llevó a cabo sin contratiempos y quienes fuimos elegidos nos constituimos en Centro de Estudiantes.

De forma algo renuente las autoridades nos concedieron el derecho de tener representantes formales. De esa manera surgió la Asociación de Representantes Estudiantiles de la Universidad Metropolitana -AREUM. No recuerdo quien tenia una imprenta y nos hizo un papel timbrado que cuando las autoridades lo vieron les dio el ataque. Nos llamaron y nos dijeron que la Universidad contemplaba otra forma de representación estudiantil, que no era una asociación sino un Concejo (CEUM) y que sus miembros estaban sujetos a un mínimo índice académico de 3.0 ".

En todo caso nos autorizaron a participar en las reuniones del Consejo Universitario. Aún recuerdo la primera reunión a la que asistí. Fui recibido cordialmente por las autoridades; sin embargo, comenzaron la sesión aclarando que, si bien mi presencia era aceptada, la participación estudiantil debía restringirse al ámbito meramente “académico" y no al “político". Yo respondí diciendo que no cabía imaginar una universidad sin la activa participación del estudiantado cualquiera que esta fuese y pasé inmediatamente a recitar un largo petitorio de solicitudes que habíamos preparado recogiendo las opiniones de los estudiantes. Esta lista incluía de todo, desde la necesidad de dotar a los laboratorios o mejorar la cafetería, hasta la petición de que se cambiaran los estatutos de la universidad para legitimar y formalizar la representación estudiantil en el gobierno universitario.

No se si esta iniciativa temprana y algo ingenua de un grupo de muy jóvenes estudiantes tuvo muchas consecuencias para el desarrollo de la Universidad Metropolitana. Espero que sí. De lo que no tengo duda alguna es que fue un aprendizaje inolvidable y útil para todos quienes participamos en este proyecto.
Desde esa época se me hizo muy claro que la pasividad es inaceptable, que es posible transformar ideas en realidades y que no hay nada más potente e indetenible que una buena idea.

Marcos Godoy
Egresado en 1976 en Ingeniería Química. Fue el primer alumno en trabajar en la Biblioteca y también fue delegado estudiantil.

¿Qué recuerda de su permanencia en la Universidad?
La diversidad de las personas que allí estudiaban. La camaradería que existía, sin importar si eran compañeros de carrera o no. Tenía la sensación de que formábamos parte de una familia, de que lo que le sucedía a uno le sucedía a todos. Recuerdo también las conversaciones con Don Eugenio Mendoza, quien se sentaba con nosotros en el cafetín a desayunar y a conversar.

Tengo presente la receptividad de las autoridades para solucionar los problemas que pudieran presentarse. Otro aspectos importante de la Universidad eran los profesores: estaban muy preparados y compartían con nosotros más allá del horario de clases; alguno de ellos jugaban ping-pong con los alumnos y se entrenaban para salir airosos del encuentro. Recuerdo también que nuestra formación era diferente: la universidad nos preparaba para ser empresarios, para tomar decisiones.

...desarrollo en formación por competencias, la proyección de la universidad hacia el entorno con el proyecto social, utilización de la tecnología, desarrollo de capacidad emprendedora...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

...la búsqueda de la excelencia no son sólo palabras, sino que es un objetivo que está claro
en profesores y alumnos...

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
...el Sr. Eugenio Mendoza, dijo “Creo que estamos formando los empresarios del mañana”. La experiencia fue importante pues sentí que valoraban a los estudiantes...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

...el pensum de estudios... era innovador y reflejaba una visión a futuro que no estaba presente en los programas de estudios de otras universidades: se hacía énfasis en materias como electrónica y telecomunicaciones...
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Desde esa época se me hizo muy claro que la pasividad es inaceptable, que es posible transformar ideas en realidades y que no hay nada más potente e indetenible que una buena idea.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

..nuestra formación era diferente: la universidad nos preparaba para ser empresarios, para tomar decisiones...