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30 años en la UNIMET, entrevista a Ángela Pineda

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una de las empleadas más antiguas de la Universidad es Ángela Pineda, conocida por la mayoría de los alumnos porque se desempeña como secretaria del Decanato de Estudiantes, instancia a la cual acuden para resolver problemas, buscar información, solicitar ayuda para eventos...Este es el cargo que ha ocupado por mayor tiempo, aunque también ha sido secretaria de la Dirección de Deportes y de la Dirección de Cultura.

¿ Cuándo y cómo ingresa a la UNIMET?

En el año 1973, una amiga que se desempeñaba como Jefe de Archivo me pide que le haga la suplencia durante el mes que va a estar de vacaciones. Al término del período, en el mismo departamento, surge la posibilidad de hacer otra suplencia. Después de este tiempo, trabajé durante tres meses en la recepción, pues se presentó una vacante. De allí, pasé nuevamente a Control de Estudios donde me quedé hasta 1976 cuando se crea el Decanato de Estudiantes.

¿ Qué recuerda de esos primeros años?

Había mucho trabajo, debido a que todo había que hacerlo en forma manual. Fueron muchos los sábados y domingos dedicados a la universidad, para poder cumplir y tener todo al día. Pero también recuerdo que, en los ratos libres o al terminar la jornada laboral, podíamos ir a la piscina a echarnos un chapuzón o jugar bowling porque cerca estaba la sede del YMCA.

Durante estos treinta años, debe haber tenido varios jefes. ¿Se acuerda de todos ellos?

Sí, por supuesto: Hernán Avilés, Director de Control de Estudios; Manuel Hernández, Director de Servicios Estudiantiles; María Acedo de Sucre, Marta Ardila de Escotet, Tomás Campos, Diana Dáger, Juan Torrealba, Corina Machado, María Carlota Ruesta, Gerardo Camacho, Gloria Urdaneta, Ana Teresa Yepes, todos del Decanato de Estudiantes; César Quijada y José Montes, en la Dirección de Deportes y Leonor Cárdenas de Villegas en la Dirección de Cultura. María de Lourdes de Sucre fue mi jefe y Gloria Urdaneta me llevó con ella cuando de Directora de Cultura pasó a ser Decana de Estudiantes.

¿Cómo ha sido la relación con ellos?

Con todos ha sido buena, pero con algunos he llegado a establecer una relación de amistad, de conversar sobre asuntos personales y de apoyarnos en determinados momentos.

¿Alguna anécdota que tenga presente?

Un día Rodolfo Moleiro, que para ese entonces era rector, me llamó para regañarme: quería que le explicara por qué me había negado a dar una información. Le respondí que no era un capricho sino que no podía hacerlo, ya que eso iría en contra de la normativa establecida. Sin embargo, la conversación no terminó allí, pues se interesó por mi trabajo y me pidió que le diera detalles sobre cuáles eran mis funciones. En ese período yo me ocupaba de las pasantías, las becas, los reingresos, los traslados y las equivalencias. Después de esta plática, Rodolfo Moleiro dio instrucciones para que me aumentaran el sueldo, pues consideraba que tenía muchas responsabilidades.

¿Qué diferencias puede establecer entre la universidad de hace treinta años y la de ahora?

La integración que había entre los miembros de la comunidad. Autoridades, estudiantes y empleados compartíamos mucho; nos reuníamos en las fiestas del día de la secretaria y las de fin de año; en los juegos deportivos interfundaciones, donde el personal adscrito a las Fundaciones de las Empresas Mendoza competían en diversas actividades deportivas. Uno echa de menos eso porque hoy son escasas las ocasiones en las cuales podemos intercambiar. Además, los problemas o reclamos se resolvían mucho más rápido porque uno tenía acceso a las autoridades. En cambio ahora, con el crecimiento de la Universidad, este contacto es más difícil.

¿Cuál es la razón por la cual ha permanecido durante 30 años en la UNIMET?

Me gusta el ambiente de trabajo, porque no hay un patrón establecido ni se sigue una rutina. Casi todos los días hago algo diferente y me relaciono con todo tipo de personas: profesores, alumnos, representantes, compañeros, personas de diferentes edades, con distintos gustos. Nunca pienso: qué fastidio hacer las mismas cosas que hice ayer y que voy a hacer mañana. Eso no es lo usual.