La biblioteca en la academia

La biblioteca universitaria es y será siempre el soporte de las funciones primordiales de la institución

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La biblioteca universitaria es y será siempre el soporte de las funciones primordiales de la institución: la creación del conocimiento mediante la investigación y la comunicación del conocimiento a través de la docencia. La biblioteca moderna juega un rol fundamental al facilitar a los estudiantes, docentes e investigadores el acceso a la información y ofrecer los recursos necesarios para que el aprendizaje del estudiante sea independiente.

En este sentido el papel que desempeña actualmente el bibliotecario ha cambiado, ahora asume con mucha responsabilidad su nuevo rol de formador en habilidades para el acceso y uso de la información. La biblioteca mediante la instrucción, pretende acercar al usuario a las fuentes de información y su aprovechamiento en forma óptima. El apoyo que presta la biblioteca a la docencia y al aprendizaje se encuentra actualmente bien establecido.

Si consideramos que la biblioteca no puede ser una dependencia aislada dentro del recinto universitario, sino que sus servicios y recursos deben ir en consonancia con las metas y resultados deseados por la institución, entonces los roles reformados de la biblioteca universitaria, tal y como los definen Carla J.Soffle y Karen Williams, (1995) son los de una biblioteca de docencia aprendizaje. Estas autoras consideran que la biblioteca universitaria se “centra en la docencia como actividad directa y como actividad de apoyo a otras disciplinas; crea nuevos paquetes de conocimiento y nuevas herramientas de acceso; ofrece un entorno físico que facilita la investigación y la colaboración de profesores y estudiantes; y ofrece acceso a los recursos que constituyen la base necesaria para el nuevo entorno de aprendizaje”. En este contexto los bibliotecarios y los profesores deben trabajar en estrecha colaboración para lograr que los estudiantes utilicen los diversos recursos existentes en la biblioteca y se diseñen servicios orientados a satisfacer una demanda específica dentro de la academia. Es claro que la nueva biblioteca debe ir de la mano con el quehacer académico y tal como lo dice Bonnie Gratch Lindauer (1998) “el rendimiento de las bibliotecas debe definirse y conformarse por su conexión y contribución a las metas institucionales y a los resultados educativos deseados”. En este sentido la biblioteca debe estar inserta en los planes académicos como una dependencia colaboradora a los fines de lograr la máxima integración para alcanzar los objetivos comunes. Una demostración de esta corriente es el diseño de indicadores para bibliotecas de docencia aprendizaje, donde se mide por ejemplo, como afecta el uso de los recursos de información la calidad de los trabajos y proyectos de los alumnos, de como contribuye las habilidades de acceso y uso de la información en el puesto de trabajo de los egresados.

Esta nueva concepción de las tareas ha llevado a la BPG a conformar los equipos y planes de trabajo  en función de lograr  la llamada biblioteca docente-aprendizaje.

Stoffle, Carla J. and Williams, Karen, “The instructional program and responsibilities of teaching library”, New directions for Higher Education, (1995),90,pag.64.

Gratch Lindauer, Bonnie, “Defining and measuring the library's impact on campuswide outcomes”, College and Research Libraries, (1998),vol 59,n o 6, pag 46-570.